En
un burro gris y noble
caminito de Belén
iban la Virgen Maria
y el anciano san José.
Era
la noche muy fría
y el niño quería nacer,
ya
que la joven Maria
lo cobijaba en su ser.
Cansados
de caminar
entumecidos de frío
encontraron un portal
a las orillas de un rió.
Entre
el calor de una mula
entre las pajas y un buey,
nació
el niño más hermoso
que ojo alguno pudo ver.
Era
la noche estrellada
y entre luces y destellos
se
hizo presente una estrella
que ilumino el firmamento.
Su
misión era guiar
a los reyes a Belén
Melchor Gaspar, Baltasar
con presentes para el.
Ya
a las puertas del portal
le
rindieron pleitesía
dándole en tres bellos cofres
el oro el incienso y la
mirra.
Pobres
fueron sus cobijas
también
eran sus pañales
y su grandiosa presencia
enalteció los lugares.
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