El
nuevo amanecer
de
un corazón herido,
los
pajarillos lloran
la
luna, a fenecido.
No
verla nunca más
y
no sentir su abrazo,
el
no verme en sus ojos
amargo
es pensarlo.
Mis
manos a un retienen
su
calido regazo,
sus
manitas tan frías
su
pelo, cielo claro.
Sin
darme casi tiempo
partiste de
mi lado,
mi
alma se rebela,
me
cuesta asimilarlo.
No
sabré si escuchaste
mi
grito desgarrado,
mamita
te queremos,
nos
tienes a tu lado.
Perdurara
el consuelo
del
hijo bien amado,
ternuras
y caricias
dormida
te dejaron.
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